Los peligros de la absenta
o licor de ajenjo
Por el Dr. Lunel
La prensa y las sociedades científicas se han ocupado mucho de los terribles efectos que produce el abuso del licor llamado ajenjo o absenta en la economía del hombre.
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Licor de ajenjo. |
El absintismo es una afección crónica caracterizada anatómicamente por inflamaciones y degeneraciones del estómago, el hígado y los riñones, y fisiológicamente por accidentes cerebrales que llegan a determinar el histerismo, la epilepsia, el idiotismo, la locura, y hasta la muerte. Ataca a todas las edades, pero más frecuente de los treinta a cuarenta años.
El ajenjo es útil en los climas húmedos y muy cálidos, a fin de contrapesar la acción debilitante del calor excesivo, y en los sujetos linfáticos que se entregan a trabajos fuertes, para estimular el estómago y disponerlo a digerir la alimentación abundante, y generalmente de malas condiciones de que hacen uso. Este licor tiende, más bien, entre nosotros, a disminuir el apetito que a aumentarlo. Tomado en exceso determina los siguientes fenómenos:
Primer período.—Los aficionados se limitan a beber en el principio una o dos copas al día, mezcladas con agua; cuando sus mucosas empiezan a estar como curtidas, aumentan hasta cuatro, seis y aun ocho en el mismo tiempo; algunos concluyen, a lo último, por beber el licor puro. En todos los casos, y después de más o menos tiempo, se altera el apetito, y aun llega a perderse por completo: el enfermo, considerando el ajenjo como tónico y aperitivo, aumenta su cantidad, y muy poco después empieza a advertir dificultad en la articulación de los sonidos, sus fuerzas disminuyen, su sueño es agitado y se presentan temblores en las manos. Si el sujeto no se abstiene del licor, se exasperan los síntomas y entra en el segundo período.
Segundo período.—Han aumentado todos los accidentes descritos, y existe además hormigueo en las extremidades inferiores, que poco a poco se extiende al tronco y los miembros superiores. El andar es vacilante y la debilidad muscular va en progresión. Si el paciente renuncia a sus funestas costumbres, los antiespasmódicos y los estupefacientes pueden conjurar en algunos meses los accidentes de este período.
Tercer período.—Desgraciadamente, en las cuatro quintas partes de los casos, los enfermos continúan entregándose a su desastrosa pasión, y entonces se apaga aun más su sensibilidad, sobreviniendo vértigos, alucinaciones, alteraciones de la vista, dolores gástricos, regurgitaciones ácidas, demacración, degeneraciones del estómago, del hígado, etc.; con frecuencia embrutecimiento, accidentes histero-epileptiformes, coréicos, idiotismo, demencia; por fin, la muerte.
La extensión que por desgracia va tomando el uso de este licor, a impulsos de una moda ridícula, nos ha movido a extractar el anterior artículo del doctor Lunel, inserto en el Journal de chimie médicale, con objeto de dar la voz de alarma y advertir los peligros a que se exponen los incautos que, en su afán de imitar costumbres exóticas, no reparan en los inconvenientes que pueden traer consigo.
Revista Farmacéutica, volumen 4.
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