lunes, 10 de febrero de 2014
Efectos de la electricidad en el cuerpo humano Peligros de las canalizaciones
Efectos de la electricidad en el cuerpo humano
Por Henry de Graffigny
El Sr. d’Ansorval ha examinado la acción de la corriente alternativa sobre el organismo, dando a conocer sus estudios en una conferencia dada en la Sociedad internacional de Electricistas. Resulta de las experiencias del sabio fisiólogo que la acción de la corriente alternativa sobre el organismo depende de la forma de la onda eléctrica, del potencial o mejor dicho de la intensidad de la corriente que atraviesa el cuerpo y de la frecuencia.
El Sr. d’Ansorval ha demostrado el primer punto de la manera siguiente, hallando que un alternador Siemens es más peligroso que otro Gramme funcionando a la misma tensión. En efecto, haciendo pasar bajo una diferencia de potencial de 300 voltios la corriente de la cabeza a la cola de un perro, cuando la intensidad eficaz de la corriente alcanza el valor de un amperio, muere el perro si se emplea el alternador Siemens y no si se emplea el alternador Gramme. La onda eléctrica del alternador Siemens, cuyo inducido no tiene hierro, es mucho más brusca que la producida por el alternador Gramme, cuyo inducido tiene hierro, y en el que la autoinducción, mucho mayor, atenúa las variaciones bruscas.
En el caso de contacto poco prolongado con el manantial de corriente de alto potencial, la muerte no es más que aparente, bastando provocar la respiración artificial para la reaparición de los signos de vida, porque únicamente se ha verificado la paralización de la respiración como en el caso de sumersión.
Si el contacto dura bastante tiempo, la muerte se produce por una elevación de la temperatura del cuerpo, que, como lo ha demostrado Claudio Bernard, produce la coagulación de las fibras musculares del corazón. Si, por ejemplo, se enfría el cuerpo del animal sometido a la experiencia, no muere si conseguimos que no se eleve la temperatura. La elevación notable de la temperatura por electrización no se debe solamente a la resistencia que opone el cuerpo al paso de la corriente, calentándose como un conductor según la ley de Joule, sino que se debe casi únicamente a la contracción violenta de todos los músculos.
Después de una electrocución en Estados Unidos se ha comprobado que la temperatura del cuerpo del ajusticiado era mucho más elevada que la normal. Se había hecho pasar por su cuerpo una corriente de 3 amperios a 1.500 voltios durante cincuenta segundos, que son 4.500 vatios o casi una caloría en un segundo. Ahora bien; 50 o 60 calorías no eleva la temperatura del cuerpo de un hombre de peso medio de 75 kilogramos en más de un grado. El Sr. d’Ansorval ha comprobado que aumentando gradualmente la frecuencia, los fenómenos de excitación neuromuscular van aumentando hasta 2.500 o 3.000 ciclos por segundo, se conservan estacionarias entre 3.000 y 5.000 y después disminuyen. Así es que una corriente de 3.000 hercios es mucho más dolorosa que otra de 10.000, y hasta que una de 15.000 y de 40.000 de una máquina Gramme. De este hecho pueden darse dos explicaciones: una física demostrada, y otra fisiológica.
La primera es que la distribución de la corriente alternativa es totalmente distinta de la de la corriente continua, puesto que aquella se dirige con preferencia cada vez mayor hacia la superficie del conductor cuanto más aumenta la frecuencia. La segunda hipótesis es que los tejidos vitales no son excitables por choques excesivamente rápidos.
Con un número de 60 a 70.000 ciclos por segundo, el Sr. d’Ansorval ha podido encender hasta siete lámparas de 19 voltios y medio amperio, haciendo pasar la corriente a través de su mismo cuerpo.
Si semejante corriente proviniese de un alternador de frecuencia ordinaria, suspendería inmediatamente la respiración y provocaría violentas contracciones en todos los músculos. Se han hecho muchas pruebas para determinar la intensidad eficaz a través del cuerpo humano que puede llegar a ser peligrosa con frecuencias bajas. Los Sres. Lawrence y Harries han hallado que la sacudida comienza a ser dolorosa para una intensidad eficaz de 0,004 amperios (4 miliamperios).
El Sr. Swinburn cree que la intensidad peligrosa es de 0,014 a 0,03 amperios (14 a 30 miliamperios), según los sujetos, por lo que puede decirse que una intensidad de 0,01 amperio (10 mA) es peligrosa. La resistencia del cuerpo humano al paso de la corriente es muy variable, pudiendo llegar hasta los 6.000 ohmios; sin embargo, no tomando más que un término medio, puede éste fijarse en 1.000 ohmios.
«Las canalizaciones eléctricas». Traducción de D. Ricardo Yesares Blanco.
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