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lunes, 23 de agosto de 2010

Carta de un médico a un cardíaco

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Carta de un médico

a un cardíaco
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por Charles Miner Cooper
doctor en Medicina
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Hace algunos años, el doctor Cooper, bien conocido facultativo de San Francisco, quien está ya retirado de la práctica médica, escribió la carta que sique a un paciente que había sufrido un ataque cardíaco. Contiene tal carta sanos consejos, útiles aún para aquellas personas que actualmente gozan de buena salud.
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Mi estimado amigo:
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.. Indudablemente ha experimentado usted una excelente mejoría después de su reciente ataque cardíaco. Ese ataque ha debido servirle de advertencia para llevar una vida arreglada en forma de aminorar el trabajo del corazón. Sin embargo, usted no se ha preocupado por su exceso de peso, ha continuado comiendo y bebiendo sin atender más que a las exigencias de su buen apetito. Ha seguido su vida activa de negocios trabajando largas horas y a menudo con excesiva premura. No ha moderado sus rápidas y a veces violentas reacciones emotivas. La carga que ha soportado su corazón ha sido muy pesada; de ahí que ahora se sienta usted mortificado por la respiración anhelosa y otros síntomas inquietantes.
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.. Acude usted a mí en solicitud de consejo, como ha acudido a otros médicos, esperando quizás que pueda yo darle alguna droga que lo ponga en capacidad de seguir haciendo lo que antes hacía sin molestias. Desgraciadamente no existe tal droga; pero permítame usted delinearle un régimen que le ayudará muchísimo si después de un período de casi completo descanso físico, mental y emocional, lo sigue usted a conciencia.
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1. Debe usted empezar por reducir su peso a lo normal, de acuerdo con su estatura, su estructura y su edad. Esta reducción debe llevarse a cabo lentamente, modificando la dieta y por medio de ejercicios graduados; en ningún caso con el auxilio de drogas para reducir. Absténgase siempre de recargar su estómago en ninguna ocasión.
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2. Debe disminuir la extensión y la celeridad de sus actividades físicas. No corra para coger el tren, ni suba aprisa escaleras, ni trate de estacionar su automóvil en un espacio reducido, ni use ninguno de sus músculos hasta el límite. Absténgase de todo esfuerzo físico inmediatamente después de comer y no haga nada que le provoque respiración anhelosa. Si alguna vez empieza usted a respirar rápidamente o experimenta un dolor constrictivo del pecho, acuéstese y descanse.
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3. No debe usted consagrarse a tareas de orden mental sino cuando tenga la cabeza fresca, y asimismo debe interrumpir tal ocupación en cuanto se sienta fatigado o molesto. De esta suerte podrá dedicar su atención a los negocios con un mínimum de esfuerzo.
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4. Trate de atemperar sus reacciones emocionales. Podrá usted darse cuenta de cómo obran tales reacciones sobre el corazón si le informo que con cierto paciente tuve ocasión de observar un aumento de 60 milímetros en la presión arterial como consecuencia inmediata de un acceso de cólera. Bien sé que a usted su carácter le mantiene a la defensiva y le inclina a reprochar sin segunda consideración a quienes le hacen algo irritante, en vez de considerarse tonto a sí mismo por dejar que lo alteren. Tal punto de vista no es raro. El gran cirujano escocés John Hunter era de la misma condición de usted y como conocía el efecto de las reacciones emocionales sobre su corazón, decía que su vida estaba en manos del primer bellaco que tuviera a bien impacientarle. Y aun estando prevenido olvidó disciplinarse y padeció un ataque fatal durante un acceso de ira.
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.. Cuando un problema de negocios empiece a hostigarle o cuando sienta que está usted a punto de encolerizarse, deje el asunto a un lado; así se disipará la tempestad interior que iba formarse.
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5. Sean cuales fueren las circunstancias en que se encuentre usted, esfuércese por sentirse alegre. Desgraciadamente usted es un hombre taciturno que se deja dominar a veces de modo muy considerable por la tristeza. Tal estado no le ayuda a suministrar el estímulo que necesitan para funcionar apropiadamente el corazón y los vasos sanguíneos. Me dirá usted que eso de sentirse uno alegre cuando el ánimo se inclina a la tristeza es más fácil decirlo que hacerlo. Permítame hacerle una insinuación: cuando se sienta usted deprimido, o melancólico, piense en algún episodio especialmente grato de su vida; tráigalo de nuevo a la memoria. Su disposición de ánimo se pondrá entonces de acuerdo con el pensamiento evocado.
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.. Si es usted fumador le diría que se abstuviera enteramente de tal hábito, pues yo creo que el tabaco es dañoso para quienes padecen lesiones cardio-vasculares degenerativas.
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.. Su corazón le está reclamando que le exima de toda actividad excesiva y pidiéndole también que usted, su dueño, conserve su peso dentro del límite correcto, que esté siempre plácido, que frene con inteligencia sus actividades físicas, mentales y emotivas.
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.. Tengo muchos pacientes cuyo corazón pasó hace años por las mismas pruebas que el suyo. Todas esas personas disfrutan todavía de bienestar y atienden a su trabajo debidamente. Usted podrá obtener los mismos resultados con sólo seguir el régimen a que me he referido.
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.. Un atento y cordial saludo.
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.......................................Dr. Cooper.
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«La mortalidad debida a enfermedades del corazón es (en los Estados Unidos) tres veces más alta que la debida al cáncer y once veces superior a la causada por la tuberculosis. Las afecciones cardíacas producen más víctimas que las otras cinco causas de muerte combinadas , y son responsables por más casos de enfermedad crónica que cualquier otra afección».
—De un folleto preparado por la Asociación Norteamericana de enfermedades del corazón.
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«Sin embargo, millares de enfermos del corazón hacen una vida cómoda, feliz y útil porque están colaborando con los médicos para facilitar el trabajo del corazón. Algunos de ellos hasta tienen la esperanza de curarse por completo.
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«El sistema ideal para evitarse complicaciones cardíacas consiste en hacerse reconocer del médico una vez por año, y consultarle en cualquier momento en que aparezcan uno o más de los síntomas que pueden ser o pueden no ser indicios de lesiones cardíacas o de hipertensión arterial.
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«Su médico tiene a su disposición muchas drogas poderosas y nuevas técnicas quirúrgicas, pero no puede vivir la vida de usted. A la larga, la manera como usted viva más bien que los remedios que tome será el factor que determine cuánto tiempo y cuán feliz vivirá usted con una afección cardíaca».
Your Heart («Su corazón»), folleto de la Metropolitan Life Insurance Company.
«Selecciones» del Reader's Digest, tomo XVI, núm. 96.

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