Aclaraciones

Apreciado lector:

¡Gracias por visitar la bitácora!

Todos los artículos de esta bitácora son de interés permanente; es decir, no pierden valor ni envejecen con el paso del tiempo.

Podrá usted leer todos y cada uno de los artículos publicados en esta bitácora viendo el ÍNDICE DE ARTÍCULOS Y TEMAS, ubicado en la columna derecha. Allí aparecen los títulos de todos los artículos publicados aquí, y pinchando en cada uno de ellos se podrá leer el artículo correspondiente.

Los artículos de esta bitácora NO son copias de otros artículos de otras páginas de internet, excepto si se dice lo contrario. Casi todos ellos no son de la web, sino de publicaciones impresas.

Todos o casi todos los artículos aquí publicados han aparecido por primera vez en internet en este sitio. Aunque se han publicado antes en libros y revistas, todos o casi todos ellos son una novedad en internet.

Los artículos publicados aquí son transcripciones de libros y revistas cuya calidad y seriedad son incuestionables.

jueves, 1 de octubre de 2015

Caminar sobre brasas sin quemarse


El misterio nunca puesto en claro
de los que andan sobre el fuego

Por Noel Clarasó

    El texto está tomado de un trabajo del doctor Jacques Bergier sobre algunos de los curiosos misterios del fuego.

    El fenómeno de andar sobre el fuego, sobre carbones o piedras ardientes o sobre planchas de hierro al rojo vivo, es muy antiguo. Y lo único que se sabe con cierta exactitud de este fenómeno es que hay quien ha sido y es capaz de andar sobre fuego sin quemarse los pies.

    ¿Por qué? ¿Es que tienen un poder misterioso especial? ¿Es que hay trampa en el fuego? A lo último se puede contestar definitivamente que no.

    Una de las últimas observaciones se hizo en las islas Fidji por el doctor Harry B. Wright, y el mismo doctor la explicó en el número de marzo de 1950 de la revista «True Magazine».

    Veintiún bailarines anduvieron sobre leños encendidos y piedras ardientes, puestas entre los leños desde mucho rato antes. El Dr. Wright examinó después los pies de los bailarines. Las sandalias se le habían quemado. Una ligera capa de ceniza les cubría la planta de los pies. No tenían en la piel la más leve quemadura. El doctor les probó la sensibilidad acercándoles un pitillo encendido y pinchándoles con un alfiler. Les dolió en seguida. Sus pupilas estaban anormalmente dilatadas. El pulso muy alto. La experiencia se repite en la isla con cierta frecuencia y no siempre con éxito. Un año antes, uno de los que lo intentaron se quemó los dos pies y tuvieron que amputarle las dos piernas. Otras veces había andado sobre el fuego sin quemarse y aquella vez se quemó. ¿Por qué? Nadie lo sabía.

    Se ha dado una única explicación oficial de este fenómeno: que los bailarines se embadurnan los pies con una solución de ácido bórico y que esta solución, al volatilizarse, absorbe el calor. La explicación sería aceptable si no tuviera un fallo: que todos los que han intentado andar sobre el fuego con esta protección han sufrido horribles quemaduras.

    En 1962, en Buenos Aires, treinta miembros de una secta bautista esotérica (oculta, enigmática, misteriosa), anduvieron sobre carbones encendidos, ante un público de más de diez mil personas, entre las que había profesores de la facultad de medicina. Algunos, suponiendo que el fuego fuese ficticio, intentaron hacer la prueba; todos abandonaron en seguida con quemaduras.

    Julio Verne, en su libro «Miguel Strogoff», somete a esta prueba del fuego al protagonista, y le hace salir indemne gracias a haberse mojado antes las plantas de los pies. Se ha probado a andar sobre fuego con los pies únicamente mojados y se ha fracasado siempre. Es, pues, indudable que en el éxito de esta experiencia juegan factores internos. ¿Cuáles? Este es un misterio.

    Wilmon Menard, en «Mechanix Illustrated» cuenta este caso: 
    Un pisador de fuego andaba sobre piedras calentadas al rojo. De pronto, dos perros de los que asistían al misterio se lanzaron uno sobre el otro, peleándose. La atención del “pisador” se desvió hacia los perros y en seguida sintió dolor. Saltó fuera de las piedras y los médicos tuvieron que curarle los pies quemados. Indudablemente la única protección del “pisador de fuego” era su estado de concentración.

    Se tomó la temperatura de las piedras; estaban a 610 grados centígrados. El contacto de un cuerpo a esta temperatura produce quemadura en seguida, por corta que sea la duración.

    Tampoco este fenómeno se puede explicar por hipnotismo. El hipnotismo podría insensibilizar al sujeto, pero los pies se quemarían igual. Un estudio sobre este fenómeno publicado en el «British Medical Journal» (11 de enero de 1936)  llegaba a la conclusión de que sólo se puede tratar de una fuerza natural desconocida, de un extraño poder que algunos hombres y mujeres tienen y otros no. ¿De qué depende? Nadie ha sido capaz de averiguarlo todavía.

No hay comentarios: