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viernes, 29 de julio de 2011

Un deseo para ti Víctor Hugo

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.. Del escritor francés Víctor Hugo (1802 – 1885) es la siguiente poesía.
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           Un deseo para ti
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Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar;
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así; pero que si es,
sepas ser sin desesperar.
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Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.
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Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos; en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
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Te deseo además que seas útil;
mas no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede nada más,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.
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Igualmente te deseo que seas tolerante;
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.
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Te deseo que siendo joven
no madures demasiado aprisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer;
y que siendo viejo no te dediques a la desesperación.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor, y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.
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Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día;
pero que ese día descubras
que la risa diaria es buena; que la risa
habitual es sosa, y que la risa constante es malsana.
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Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen
y que te rodean seres oprimidos,
tratados con injusticia, y personas infelices.
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Te deseo que acaricies un perro,
alimentes un pájaro y oigas un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esa manera
sentirás bien por nada.
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Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuánta vida
está hecho un árbol.
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Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico;
y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero
frente a ti y digas «esto es mío»,
solo para que quede claro
quién es dueño de quién.
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Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muriera alguno, puedas llorar sin
lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
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Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer; y que siendo
mujer tengas un buen hombre;
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes
hablen sobre amor para recomenzar.
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Si todas estas cosas llegaran a suceder,
no tengo nada más que desearte.
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                                                 Víctor Hugo.

jueves, 21 de julio de 2011

Qué hacer cuando cae un rayo.

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Qué hacer cuando cae un rayo
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Su poder es terrible y sus efectos son imprevisibles; pero existen maneras de protegerse del fenómeno más destructor de la Naturaleza.
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Por R. G. von Kronenberger.
Condensado de “The Elks Magazine”.
Rayo cayendo cerca de una casa.
.. UNA TORMENTA repentina interrumpió en cierta ocasión un partido de golf, y los tres jugadores se refugiaron en un cobertizo. Instantes después cayó un rayo. Uno de los tres hombres salió perfectamente ileso; los pantalones de otro quedaron hechos jirones, pero escapó, aunque con quemaduras en ambas piernas y un zapato destrozado. El tercero murió, a pesar de que no había señal alguna en su cuerpo.
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.. El rayo, que es con mucho el más destructor de los fenómenos violentos de la Naturaleza, mata más gente de cualquier otro de ellos; sin embargo, podrían salvarse muchas vidas y propiedades si se comprendiera mejor esta fuerza eléctrica y se pusieran en práctica las reglas de seguridad basadas en el sentido común.
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.. El rayo es una descarga que no va de la nube a la tierra, como da la impresión a veces, sino de la tierra a la nube. Cuando se reúnen nubes tempestuosas, la gran turbulencia que se produce dentro de ellas da por resultado la separación de las cargas positivas y negativas. Generalmente estas últimas se acumulan en la parte inferior de la nube, mientras las primeras lo hacen en tierra y en la zona superior de la nube. El rayo se produce cuando la atracción entre esas cargas opuestas llega a ser lo suficientemente fuerte para salvar el espacio que las separa. Una imperceptible chispa “guía” avanza paso a paso desde la nube hacia el suelo, estableciendo el derrotero que seguirá el rayo. Cuando se acerca a la superficie terrestre, un alud de cargas se precipita hacia arriba por esa vía, reuniendo los iones, esto es, las cargas positivas con las negativas. Es esta chispa de retorno la que produce el destello cegador y el retumbar del trueno. La guía seguirá siempre el camino que le ofrezca menor resistencia; podrá buscar un árbol, una chimenea, un hombre, o cualquier cosa que sea buena conductora de la electricidad y proporcione el recorrido más corto.
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.. El rayo tiene una potencia tremenda; avanza 30.000 veces más rápidamente que una bala y puede contener miles de millones de voltios y 500.000 amperios; o sea millones de veces más energía que la de la corriente eléctrica de una casa.
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.. Si bien los hombres de ciencia no han podido medir con precisión los rayos, conocen sus dimensiones aproximadas. En un rayo corriente el núcleo de energía eléctrica pura tiene un espesor de 12 a 18 milímetros. Está rodeado de una capa cilíndrica de aire recalentado de unos diez centímetros. La longitud de un rayo puede variar entre 600 y más de 4.500 metros. En su mayoría son múltiples, y pueden caer hasta cuarenta y siete rayos en rápida sucesión, con intervalos que duran hasta medio segundo.
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.. Los rayos pueden ser “calientes” o “fríos”, o mixtos de ambas cualidades. Caliente es el rayo múltiple de larga duración, que suele llegar a un segundo, tiene elevado amperaje y a veces incendia los materiales inflamables que encuentra a su paso. El rayo frío es mucho más rápido, y su efecto es más bien explosivo que incendiario. El rayo frío potente tiene suficiente energía para levantar un transatlántico de 50.000 toneladas a una altura de dos metros.
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.. Según un estudio reciente, la mayor parte de las muertes producidas por rayos ocurren en campo abierto, pero una cuarta parte se produce dentro de las casas, y esto se explica porque la mayoría de las personas permanecen allí durante las tormentas. Las chispas entran por la chimenea, antenas de televisión, caños de agua corriente, alambres eléctricos o directamente a través del techo.
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.. La chimenea donde se coloca la antena de televisión constituye el punto más alto de la casa, y evidentemente un buen blanco para el rayo. Las antenas corrientes no van unidas a tierra con un conductor suficientemente grande para proteger la vivienda. La descarga eléctrica podrá bajar por la chimenea y quizá encontrar mejores vías descendentes en los artefactos metálicos colocados alrededor de ella, en el radiador de la calefacción o en los tubos de ventilación. Si estos nuevos conductores no llevan al suelo, la chispa salta al conductor más cercano, y quien estuviere interpuesto en su camino recibirá toda la mortal descarga.
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.. Cuando están cayendo rayos cerca, es sensato, por tanto, permanecer alejado de paredes, chimenea, tuberías de agua corriente, aparatos eléctricos y objetos metálicos tales como la cocina, la pila o la bañera. Si bien el lugar más seguro es el centro de la habitación, conviene no quedarse entre un conductor que baje del techo y otro que siga a tierra. Un asiento situado entre la chimenea y un radiador o un caño de agua podrá convertirse en una “silla eléctrica”. Y puesto que los alambres telefónicos suelen atraer al rayo, es más prudente no utilizar el teléfono durante una tempestad con muchos relámpagos.
Rayos cayendo en los suburbios de una ciudad.
.. El sistema de pararrayos bien diseñado e instalado da protección eficaz. Cuando cae un rayo en una casa provista de él, la descarga queda interceptada por una de las varillas y, guiada por un grueso cable conductor, se disipa sin daño en la profundidad del suelo. Estos sistemas no son caros ni difíciles de obtener, pero es indispensable que efectúe la instalación un obrero de confianza y competente. No es trabajo que podamos hacer nosotros mismos.
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.. Los sitios más seguros durante las tormentas eléctricas son: el edificio de estructura de acero enterrada, la casa equipada con un sistema apropiado de pararrayos y los automóviles cerrados. (Su carrocería de acero constituye un buen conductor directo a tierra, y el rayo corre por la parte exterior. Las ventanillas deben estar cerradas).
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.. Quien se vea sorprendido en campo abierto no deberá buscar abrigo bajo árboles aislados o en sotos pequeños. Conviene agazaparse a campo abierto o, aun mejor, tratar de hallar una cueva, hondonada o zanja.
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.. Debemos mantenernos alejados de la cumbre de las lomas, de los postes telefónicos y de electricidad y de los montículos de los campos de golf. Hay que apartarse todo lo posible de las cercas de alambre, pues las varillas atraen la descarga, y sus hilos son excelentes conductores. No se debe permanecer en el agua; los botes pequeños son particularmente peligrosos. Las zonas rocosas del campo parecen ser blanco predilecto de los rayos, y los que levantan campamentos deben cuidar de plantar sus tiendas en otros sitios. Un grupo de gente en campo abierto ejerce más atracción que un individuo aislado, por lo cual las personas harán bien en alejarse unas de otros durante una fuerte tormenta con truenos.
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.. Cuando los rayos caen tan cerca que el destello y el estampido son casi simultáneos, y cuando el aire se impregna del olor acre del ozono, ha llegado el momento de extremar las precauciones. Quien se encontrare en medio de una tormenta de esa clase y sienta que sus cabellos comienzan a erizarse, podría estar a punto de convertirse en blanco de una descarga. En tal circunstancia deberá olvidar toda dignidad y arrojarse de bruces al suelo. Después de todo, es preferible quedar enlodado que muerto.
.. «Selecciones» del Reader’s Digest, tomo LII, núm. 313.

lunes, 18 de julio de 2011

Perú.

Perú
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CÓMO SON SUS HABITANTES
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Por Ventura García Calderón
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.. La susceptibilidad quiere decir, según el diccionario, «tendencia a disgustarse». En realidad yo no creo que los países de Iberoamérica sean más susceptibles que los otros.
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.. A veces nos podemos preguntar preocupados: «¿La geografía es una ciencia exacta, o más bien como Renán decía de la historia una ciencia de conjeturas?»
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.. En los antiguos mapas del Nuevo Mundo, dibujados siempre con idénticos y brillantes colores azul, rojo y oro por los autores de los «Libros de Horas», América se alargaba o se encogía según la fantasía decorativa del cartógrafo. En algunas selvas aparecían leones de África y dragones de la China. Algunos años después los Reyes magos fueron en busca de la Cruz del Sur, y siglos más tarde, es decir, actualmente, no han cambiado mucho las cosas. El cine y los artistas de variedades han acabado por crear una zarabanda geográfica, y las capitales de estos países se han vuelto intercambiables, tanto como las costumbres también. En Méjico evocan a los gauchos, en la Patagonia a los aztecas; en Río de Janeiro se baila la rumba y en Cuba el tango. El resultado ha sido un sudamericano sintético para tarjetas postales y canciones de actualidad. ¿Es así mejor o peor? ¡Quién sabe!
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.. La fabulosa historia del Perú lo ha colmado de cosas extraordinarias: es el país de los incas, de los conquistadores y la tierra del oro. Los piratas partían de Saint-Malo para saquear los galeones de España, y en Lima, que era una ciudad fastuosa en el siglo XVIII, según cuenta un escritor de aquella época, las mujeres vestían trajes bordados de oro e iban cubiertas de joyas. Aquel “Versalles tropical” atraía especialmente a los franceses, y en sus relatos de viajes se cuentan infinidad de extravagancias y aparecen cartas de amor que parecen letanías. Según ellos, las mujeres limeñas poseían la ciencia innata de la coquetería; tenían veinticinco maneras de reir y cincuenta modos de mirar y de burlarse para seducir a los hombres. Quizá sea por esto que los peruanos están libres de susceptibilidades. Con el mismo arte escribían una carta de amor que una sátira picaresca.
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.. Los pies más pequeñitos del mundo.Actualmente todo ha cambiado mucho. Lima es una gran ciudad de ocho y medio millones de habitantes. Nuestro amigo Daninos escribe en Meridiano, que sintió mucho el haber encontrado a Lima diferente de como él la había soñado. Verdaderamente ha perdido el carácter exótico de los antiguos relatos. En la serie Revue des Doux Mondes (junio de 1852), Max Radiguet hace una descripción deliciosa de la Perichola y la última imagen de una Lima que perpetuaba la fastuosidad de la colonia española. Usted podrá decir todavía como él que «nuestra cualidad de viajeros franceses nos procuró infinitas atenciones por parte de la mejor sociedad»; pero «esta encantadora población de sílfides», como él llama a las limeñas, ya no lleva el gracioso vestido típico, y la «resbalosa» o «marinera», que bailaban los negros con un curioso ardor, se toca hoy en los mejores salones.
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.. Nuestras compatriotas tienen la vanidad muy justificada de poseer los pies más pequeñitos del mundo. Antaño, cuando yo describía el encanto de las peruanas, añadí por equivocación dos números a las pequeñas dimensiones de su calzado, y recibí de Lima cartas y hasta telegramas con amargos reproches: «¿Es posible, amigo Ventura, que haya usted olvidado...?», etc. Había cometido un delito agrandando en mi recuerdo los diminutos piececitos...
Panorámica de Lima, la capital del Perú.
.. No diga usted...Antes de tomar el Liberté para cambiar de barco en Nueva York y subir al avión en Orly para hacer la línea Nueva York-Miami-Lima, no diga usted al fumarse un gran cigarro:
.. Al fin voy a bailar una samba, y voy a ver cómo lanzan los gauchos el lazo para coger a los toros.
.. Los indios de mi país no son gauchos argentinos, y cuando se apoderan de las vicuñas para esquilarlas lo hacen de otro modo. En cuanto a la «marinera», seguro estoy de que muy pronto la bailarán en todo el mundo, y, desde luego, no se parece en nada a los bailes del Brasil.
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.. No diga usted: «En estos países tan cálidos se viste siempre de blanco, ¿verdad?»
.. En el Perú existen todos los climas, y en la capital hace frío en invierno. Y si va usted a nuestras montañas, que están entre las más altas del mundo la cordillera de los Andes atraviesa todo el Perú puede perecer de frío en medio de las nieves eternas.
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.. Cuidado con el mal de los Andes.Por muy fuerte que usted sea, atleta, ingeniero de minas o sencillamente hombre de letras, no confíe mucho en sus fuerzas. En una ocasión conocí a un joven rubio, casi un gigante y natural de California, que con dos magníficas mulas que había traído de su país, marchaba por la sierra mirando con desdén a las pequeñas mulas de esta tierra. Pero estos animales tienen una resistencia y una inteligencia increíble. A veces se paran de repente, erizados y moviendo las orejas hacia donde amenaza un peligro; su instinto puede advertirles el peligro de un alud inminente, y aunque les clave las espuelas no se moverán.
.. Como decía, habíamos caminado durante una diez horas, cuando encontré a mi gigante rubio en el suelo y a su lado las dos mulas. No había podido suportar el aire de las alturas ni la subida. Los cóndores revoloteaban, para devorarlas, alrededor de las dos mulas medio muertas, y el joven intentaba espantarlos inútilmente apuntando hacia ellos su pistolón. El mal de los Andes sigue siendo un misterio a pesar de los continuos estudios que sobre él se hacen. La misma altitud en otras montañas, es menos funesta. Paul Morand me contó que, una vez, estando a orillas del lago Titicaca, a cuatro mil metros sobre el nivel del mar, se le ocurrió correr un poco para reunirse con unos amigos; pero el soroche le hizo caer desplomado, y hubo que transportarle inmediatamente hacia otro aire más respirable.
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.. Para soportar el mal de altura hace falta tener, como los indios, dos litros más de sangre en las arterias, y los pulmones acostumbrados, desde siglos, al oxígeno puro.
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.. Lima, la «ciudad femenina».Tiene ocho millones y medio de habitantes, y los numerosos y diferentes viajeros que cada día deja el avión en esta capital hacen de ella una especie de placa rotatoria de América del Sur.
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.. No confunda usted a un extranjero cualquiera con un peruano cien por ciento. Y, sobre todo, tenga mucho cuidado con las peruanas. Podría llegar a creer de alguna de ellas que es una joven de Hollywood que desea conocer el país; pero los ojos más hermosos del mundo y los pies más diminutos le indicarán la nacionalidad de la bonita mujer.
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.. Paul Groussac, un francés algo gruñón, que en Francia fue secretario de Alfonso Daudet, en la Argentina muletero, director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y además notable escritor hay casos así de raros nos visitó en 1890; y he aquí algunas frases escogidas del ditirambo que hizo en su magnífico libro Del Plata al Niágara:
.. «Las ciudades seculares condensan las líneas dispersas de todo un pueblo. París es un artista, Berlín un soldado, Liverpul un marino, Génova un comerciante, y Lima es la Ciudad Mujer».
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.. En la calle central de la Unión, a la salida de misa o del cine, cada muchacha joven que se presenta como una fácil conquista, está haciendo su paseo matinal de coqueteo. (Cincuenta maneras de mirar... tiernas o picarescas). En Francia, la mujer se vuelve coqueta después de casada; aquí lo son antes. Por desgracia, en el Perú el juego no puede seguir adelante si no está usted dispuesto a contraer matrimonio.
.. «Saber vivir internacional», publicado por Pierre Daninos y Doré Ogrizek.

viernes, 15 de julio de 2011

El placer de la conversación Noel Clarasó


El placer de la conversación

por Noel Clarasó
.. La palabra sirve para comunicar a nuestros semejantes que tenemos la suerte de no parecernos a ellos en nada.

.. El hombre busca la compañía de los otros hombres y se acoge a la conversación para comunicarles lo que no les interesa.
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.. La conversación, en sentido puro, es un intercambio de ideas, pero en la práctica se reduce a un intercambio de palabras, sin orden ni concierto, debido a la improvisación. El teatro nos da un gran ejemplo, porque es el único sitio en donde los personajes han ensayado antes lo que van a decir y las preguntas y las respuestas se corresponden. Esta circunstancia casual no se da nunca fuera de las tablas. Cada uno habla por su lado y se esfuerza en introducir en el mercado un tema o una opinión cuyo verdadero sentido nadie comprende. Cada uno está atento únicamente al tema que se propone a su vez introducir.
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.. Nadie busca la sociedad sólo para enterarse de las cosas de los otros, aunque a todo el mundo le gusta saberlas. Es normal que la noticia halague la curiosidad, pero su principal objeto es convertirse en tema de conversación cada vez que uno de los presentes entabla conversación con otros. Es decir, la noticia no tiene valor como información, sino únicamente como recurso, como leña que nos ha de servir para avivar el interés ajeno acerca de nuestras palabras. Sostener el interés de los otros sin darles noticias frescas es extremadamente difícil.
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.. Los que se limitan a hablar de sí mismos molestan y si lo hacen en tono confidencial, son insoportables. Si además piden que se les guarde el secreto, merecen que se les pegue un tiro. Sólo nos interesan los que hablan de otros pese a la falsedad de las historias que nos cuentan. Aun a veces despiertan mayor interés las historias falsas que las verdaderas. Sobre la verdad pura no se puede especular. La noticia que da margen a futuros temas de conversación es siempre una mezcla de datos ciertos, de suposiciones, de conjeturas, de rasgos de ingenio y de frutos de la imaginación. Contadme todo lo que sepáis de los demás y no me digáis más que mentiras. Este es el ruego secreto que hacemos a nuestros semejantes para sostener la llama sagrada de la conversación social.
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.. Antiguamente los filósofos se entregaban a la conversación en público. El ágora era la plaza pública de las ciudades griegas en donde la gente, ávida de saber, se reunía alrededor de un filósofo para conversar con él. El filósofo planteaba un tema que, en general, no tenía nada que ver con la vida privada de los vecinos, lo desarrollaba, resolvía las dificultades y admitía la controversia. De esta manera la antigüedad clásica pudo resolver una serie de magníficos conceptos y teorías que, a pesar de haber resultado todos falsos, han influído mucho en la formación del hombre.
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.. Pero aquellos tiempos han pasado a la historia. Hemos progresado y, hoy día, cuando nos reunimos para conversar, cada uno expone su tema al mismo tiempo que los otros. De esta perfección ha nacido la costumbre de reunirse alrededor de una mesa para estar más cerca los unos de los otros y, aprovechando la utilidad del medio, se han servido manjares encima de la mesa. Da la casualidad de que el hombre sólo dispone de un órgano para comer y hablar, y así, por lo menos, miestras come no habla, y se logra un cierto método, regulado, más que por el deseo de cada uno de manifestar su opinión, por su prisa en engullir.
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.. La necesidad espiritual de hablar no es siempre la necesidad de comunicar nuestras impresiones a los semejantes, ni la necesidad de decir algunas palabras determinadas, sino la pura necesidad de ejercicio muscular referida a la lengua, y corresponde al mismo orden que la necesidad de mover las piernas que uno siente después de un largo viaje en coche. El que sabe mitigar esta necesidad muscular de la lengua recitando poesías en la soledad puede resistir algún tiempo sin hablar y no necesita alternar en la conversación, principalmente si no se le ocurre nada. Para hablar no es necesario que se nos ocurra algo; pero cuando se nos ocurre algo, en general no podemos reprimir el deseo de comunicarlo a los otros. Una idea que se forja ella sola en nuestra mente, por su sola cuenta y riesgo, sin previo trabajo de elaboración, lucha por convertirse en palabras. Entonces nos parece absolutamente necesario para el bien de los otros decir aquello que se nos ha ocurrido. Si nuestra ocurrencia encaja oportunamente, la introducimos, y, si no, levantamos un poco más la voz y, después de algunos gestos de impaciencia, también la introducimos. Hay que tener muy encuenta este detalle: para introducir una ocurrencia propia en la conversación general en un momento cualquiera, aunque no sea el más oportuno, es absolutamente necesario levantar la voz. Todos los otros sistemas fallan.
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.. Si, a pesar de nuestros esfuerzos, no logramos introducirla, después de un tiempo de silencio nos parece que habría sido absolutamente inútil soltar aquel grupito de palabras. Este es un fenómeno cuyos alcances aún no he logrado comprender. Siempre nos parece absolutamente necesario decir aquello que se nos ocurre en el momento en que se nos acaba de ocurrir, y siempre nos parece absolutamente inútil decirlo unos momentos después. Quizá esta es la causa de que hablemos todos a un tiempo.
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.. ¿Cómo logramos entendernos, hablando todos a un tiempo? Perfecciones de la técnica moderna. Ésta es una de las mayores bellezas de la conversación, y se da el caso frecuente de cinco o seis personas en animada charla todas con la boca abierta a punto de soltar a grito pelado una idea que se les acaba de ocurrir. En este aspecto de la vida moderna las mujeres son más diestras que los hombres y nos llevan mucha ventaja. Ellas saben hablar todas a la vez, aunque no se les haya ocurrido nada. Sus palabras brotan, como el gorjeo de las aves, de su abundancia interior. Entre ellas hablan todas al mismo tiempo, cada una de lo suyo y lo más curioso es que, debido a una especial organización de su cerebro, logran entenderse perfectamente bien, y si a la pregunta de una contesta la otra con una cosa completamente distinta es únicamente para introducir nuevos y vigorosos temas en su conversación.
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.. Oída desde cierta distancia una conversación entre mujeres, da la sensación de un concierto en el que cada intrumento toca una pieza distinta, con la particularidad de que en ciertos momentos todos los instrumentos coinciden en la misma nota, se disparan luego cada uno por su lado y coinciden de nuevo. Sería curioso impresionar en una placa, como sonido puro, una conversación entre mujeres poco habladoras. Quizá la música entraría en un nuevo cauce. He dicho poco habladoras, porque la impresión de una conversación de mujeres habladoras y superlativamente dotadas no hay materia plástica que la resista.
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.. Quizá el secreto que hace posible las conversaciones consiste en que todo el mundo habla y nadie escucha. Es decir, es la práctica en común del mismo ejercicio. Como en el ballet. ¿Qué sucedería si un bailarín diera tres pasos y los demás se pararan a admirarle? No. Han de bailar todos a la vez, para la belleza del conjunto. Y en estas conversaciones tan frecuentes en que hablan todos a la vez también se busca la belleza del conjunto.
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.. La conversación ha de seguir evolucionando. La palabra es un placer puro sin finalidad práctica. Hablamos por el placer de hablar; no para meter una idea en la cabeza de otro, cosa, por otra parte, imposible. En una conversación animada podéis atreveros a soltar una retahíla de palabras sin sentido. Nadie se dará cuenta, y la conversación seguirá su curso normal, porque el sentido de las palabras que se pronuncian es lo de menos. Llegará un día en que la conversación en un plano superior se reducirá a consumir alternativamente turnos de palabrería, uno después de otro o todos a la vez. En los círculos que representen un índice más elevado de espiritualidad, se hablará siempre uno después de otro, y así el goce será completo, porque al placer de la emisión de la palabra se añadirá el placer de ser escuchado. Mientras uno hablará los otros pensarán: «Este señor es ahora feliz. Está entregado a uno de sus placeres. Démosle diez minutos para que goce plenamente, con la condición de que después escuche nuestras palabras». Después, otro consumirá su turno y después otro hasta el final de la sesión. Así como ahora decimos «voy a tomar un baño», diremos «voy a hablar», pediremos tanda en una reunión, soltaremos nuestros diez minutos de palabras y nos marcharemos a casa satisfechos y desahogados.
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.. Sostener una conversación no es fácil. Para el aprovechamiento de mis lectores he intentado reducir la técnica de la conversación a algunos principios que no introducen la más pequeña novedad. Me he limitado a observar lo que sucede y a codificarlo.
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.. Primer principio.La contradicción.
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.. Si uno sostiene una tesis y los demás, pese a su evidencia, se muestran conformes, la conversación languidece. Para evitarlo, ya que nos hemos reunido para conversar y no vamos a estar introduciendo tesis nuevas una detrás de otra, acudiremos a la contradicción. Esta es la forma adecuada a toda réplica. La contradicción es posible siempre, porque las verdades absolutas son raras y todas se prestan a enmiendas, peros y retoques.
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.. En un día caluroso de verano de aquellos de 39 a la sombra, un señor húmedo de sus reservas interiores, sostiene:
.. ¡Qué calor hace hoy!
.. Si los demás se limitan a asentir:
.. ¡Muchísimo calor!
.. ¡Un calor insoportable!
.. ¡Uf, qué calor!
el tema del calor, uno de los que, bien aprovechados, da mucho de sí, se agota en cuatro frases, y el buen señor, a pesar de sus sudores, ha de buscar otro nuevo tema. Es mejor no aceptar la tesis de manera absoluta y oponerle ciertas reservas:
.. Más hizo ayer.
.. El verano pasado fue peor.
.. Se conoce que no ha vivido usted en los trópicos.
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.. O, si se quiere, se puede apelar valientemente a la contradicción directa:
.. ¡No! Hoy no hace calor; corre un airecillo muy fresco.
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.. Lo único que se ha de evitar es llevar la conversación demasiado pronto al terreno personal:
.. Yo no siento el calor.
.. A mí me sienta mejor el frío.
.. En mi caso particular, el sudor me desintoxica.
.. Yo tengo una propiedad en Avellanejo.
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.. Cuando se ha llevado la conversación al terreno personal, entran en liza la alusiones, y la conversación puede, entre gente poco cuidadosa, llegar precipitadamente al final. Es sabido que el final de toda conversación consiste en la exposición de los puntos de vista personales.
.. Yo me levanto tarde.
.. Ayer estuve en el cine.
.. Yo me llamo Antonio.
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.. Pero antes de llegar a estas afirmaciones definitivas y sin contradicción posible, en buena táctica, se han de dar muchos rodeos.
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.. A veces el principio de la contradicción se eleva a un principio puro y se usa sin tomar en cuenta las consecuencias y corolarios. Un maestro en el arte de perder el tiempo conversando, dice:
.. ¡No! esto para empezar. Y lo que añade a continuación no tiene nada que ver con lo que se ha dicho antes. Es decir, el técnico sabe contradecir en el vacío, usar la partícula «no» únicamente como medio de introducción de sus temas personales.
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.. Segundo principio.Aferrarse a la opinión emitida.
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.. Es natural que cada uno de nosotros se sienta inclinado a emitir su opinión. Emitir una opinión ajena es una pedantería y demuestra un deseo ambicioso de dar a entender que uno ha leído libros o ha hablado antes con gente docta. Cada uno dispone de su cerebro más o menos dotado y de cierta dosis de espíritu crítico. Sin embargo, la opinión emitida no siempre corresponde a la realidad de nuestra manera de pensar, porque sobre la mayoría de las cosas no pensamos nada. No nos da tiempo. La vida es múltiple y el pensamiento uno; pero la opinión emitida aunque se haya escapado por sí sola, si nos damos cuenta de haberla emitido, cosa que no siempre sucede, adquiere fuerza, nos domina, nos encerramos en ella y la defendemos con argumentos a veces de una extraordinaria ingeniosidad.
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.. Si alguien nos interrumpiera para hacernos recapacitar sobre nuestras opiniones, precisarlas y fijar bien los términos de lo que sostenemos, y nos obligaran a analizar la íntima relación entre las opiniones manifestadas y nuestra manera de pensar, la conversación perdería muchos de sus encantos naturales.
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.. Tercer principio.Hay que empezar por hacerse oír.
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.. Muchas personas introducirán elementos importantes en la conversación, pero no logran hacerse oír. Este es otro arte. Hay que empezar por hacerse oír para no malgastarse en vanos esfuerzos. También el escritor ha de empezar por hacerse editar. Cuando lo haya logrado ya dirá cosas.
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.. Para hacerse oír sólo hay dos sistemas recomendables:
.. a) Decir cosas interesantes.
.. b) Gritar más que los otros.
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.. ¿Cómo nos atreveremos a recomendar el primer sistema siendo, en general, tan fácil el segundo? No todo el mundo es capaz de decir cosas interesantes, y todo el mundo es capaz de gritar en el estado normal de sus cuerdas vocales. Sería absurdo pretender que los afónicos tomaran parte en las conversaciones entre gente distinguida. Hay que partir siempre de los axiomas, y uno de los más evidentes es la mayor solidez de los materiales con que la naturaleza ha construído las cuerdas vocales comparados para los empleados para las circunvalaciones del cerebro.
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.. Hace cuarenta años (sé la historia por viejos amigos), un rico y famoso señor empadronado en provincias fué elegido diputado a cortes. Llegó al congreso con la cabeza llena de ideas y dispuesto a hacerse oír. Un grupo de amigos le acompañaban y asistían todos los días a la sesión dispuestos a oírle. Pasaban los días y el diputado no lograba encontrar un hueco en las discusiones para introducir los elocuentes frutos de su inteligencia. Los amigos se impacientaban. Llegó el último día de aquella tanda de sesiones y él les prometió que aquella tarde le oirían. Y así fué. En plena sesión, en uno de aquellos momentos en que los representantes de cinco grupos parlamentarios distintos se esforzaban en convencerse mutuamente, con redomadas frases, de su respectiva incapacidad mental, nuestro diputado se levantó, dio un terrible puñetazo en la cabeza del diputado que tenía sentado delante (a falta de mesa) y gritó con toda la fuerza de sus pulmones:
.. ¡Señoooores diputaaados!
.. Y se volvió a sentar para resolver en la mayor intimidad posible la cuestión personal del puñetazo. A la salida les preguntó emocionado a sus amigos:
.. —¿Se me ha oído?
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.. Cuarto principio.La amenidad en la conversación.
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.. Se habla de gentes de conversación amena. ¿Quiénes son?
.. Es difícil examinar todos los factores que contribuyen a la amenidad, pero existe un principio general según el cual todo el mundo puede lograr un grado bastante alto de amenidad, por lo menos en las conversaciones particulares. Consiste en no decir nada. Sonreír, asentir y comentar favorablemente las opiniones de los otros. En general, todos tenemos por gente de conversación amena a aquellos que nos dejan hablar sin interrumpirnos. No crea nadie que sea demasiado fácil. Muchas veces nos sentimos fatalmente arrastrados a introducir nuestrar opinión, contra todos los principios que regulan la amenidad, con el único fin de no enterarnos de la opinión ajena. Sentados los cuatro principios básicos de la conversación me limitaré a dar algunas indicaciones para su aplicación en la práctica, con la esperanza de que mis lectores se convertirán en perfectos conversadores.
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.. El caso de la conversación es lograr el fin que uno se propone. Cuando se habla por hablar, este fin se logra siempre. Cuando se habla para decir algo concreto, no. Es  muy difícil decir lo que uno se ha propuesto, y es mucho más difícil, si no se ha dicho, que el otro lo entienda.
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.. Hay personas que nunca dicen lo que quieren decir. No siempre es difícil entender lo que dicen, pero siempre es difícil entenderlos a ellos. Si les repetimos sus palabras tal como han sido pronunciadas, no las reconocen. No era aquello lo que pensaban. Una fuerza rige su cerebro y otra su lengua. Son gente dotada quizá de dos almas en vez de una. Con estas personas tenemos dos soluciones: o adivinar su pensamiento, o pensar en otras cosas mientras nos hablan.
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.. Para evitar el fracaso de la conversación, lo mejor es hablar por hablar. Hacer hincapié en el tono de las palabras; no en su sentido. En la emisión de la voz; no en las ideas que pueden ser representadas por aquellos hermosos sonidos. Probad a hablar sin sentido, pero cuidando la dicción, el gesto, la entonación, los cambios de voz y el énfasis, y os aseguro el éxito.
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.. Hay en la conversación, como en todo, placeres misteriosos. Para algunos, el placer consiste únicamente en no dejar hablar a los otros. Estos son los que interrumpen las frases a la tercera o cuarta palabra y contestan siempre antes de enterarse del contenido de la pregunta. En general, es sencillo sostener con ellos una conversación animada.
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.. La gente poco observadora aconseja «pensar lo que se dice» ¿Para qué? La palabra es precisamente un ahorro de pensamiento. O pensar o hablar. Cada cosa a su debido tiempo; pero dos cosas a la vez no se pueden hacer bien. Precisamente se habla cuando no se tienen ganas de pensar. No creo que sea posible pensar y hablar al mismo tiempo. Yo por lo menos no lo he probado, y no aconsejo a nadie que se ejercite en semejante desatino.
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.. Un truco de habilidad en la conversación consiste en no hablar nunca en serio. Así creen los demás que los errores son voluntarios y las barbaridades son sutilezas. La diferencia de hablar en broma y hablar en serio consiste únicamente en que el que habla en serio pretende hacerse responsable de lo que dice, y el que habla en broma, no. Claro que para hablar siempre en broma hay que estar muy seguro de uno mismo. Muy seguro de que no se está seguro de nada.
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.. Hay que tener en cuenta que el éxito en sociedad consiste en encontrar una manera de bien espiritual de burlarse de los otros. Todos los mots d'esprit, todas las «frases colocadas» todos los «rasgos de ingenio» se reducen a una burla fina, correcta, amable y espiritual de un buen amigo nuestro; pero ¿está esto bien? ¡Ah! Así es como me lo encontré y así lo dejo.
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.. La conversación íntima consiste en hablar de una tercera persona. Parece que lo más íntimo de cada uno es su opinión acerca de un tercero. A veces los dos que hablan coinciden en la opinión que les merece el tercero. ¡Pobre! ¡Cómo le dejan entonces!
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.. Y, para terminar, una máxima que se ha de tener siempre en cuenta cuando se trata de perder sabiamente el tiempo en la conversación en sociedad: Comunicar nuestras cosas a los otros es una imposición de nuestra naturaleza. Atender a lo que los otros nos comunican ya no es perder, sino derrochar el tiempo. Hacer como que se atiende es educación, y contestarles diciendo lo que no se ha pensado nunca es una de las mayores pruebas de sinceridad.
«El arte de perder el tiempo», por Noel Clarasó.

domingo, 3 de julio de 2011

Cómo limpiar el parqué.

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Cómo limpiar el parqué
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.. El parqué, o dicho con más propiedad, el «entarimado a la francesa», es muy difícil de limpiar cuando se ha descuidado mucho, cuando la casa ha estado deshabitada, dejando que se junte el polvo. Se explica cómo ha de limpiarse eficazmente un entarimado en estas condiciones de descuido.
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.. Para el cuidado diario.Pásese el cepillo de fleco humedecido en líquido limpiamuebles.
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.. Para una limpieza general.
.. 1. Si se trata de un entarimado tradicional encerado (parqué macizo, cuyas tarimas tienen 23 mm. de grosor): Frótese con estropajo metálico (viruta o esponja de acero). Lávese con agua caliente a la que se habrá agregado una cucharada de lejía, y cepillo de raíces. A continuación, aclárase rápidamente sin mojar demasiado. Antes de volver a encerar, déjese secar bien, abriendo las ventanas para que la corriente de aire entre en la habitación y seque la madera.
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.. Para encerar este parqué, utilícese una cera con siliconas; resultará un poco más difícil de abrillantar que con la cera corriente, pero su brillo durará mucho más tiempo y, a la larga, el entarimado se hará impermeable a las manchas.
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.. Si la madera está verdaderamente muy sucia, es preferible hacerla acuchillar o pulir.
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.. 2. Si se trata de un parqué moderno, cuyas tarimas o tablas son muy delgadas (8 mm. de espesor) y están pegadas sobre cemento o sobre aislante (paneles de fibras de madera o de corcho), con una cola vinílica, ésta acabaría por deteriorarse por la acción del agua. Esta clase de parqué es preferible barnizarlo.
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.. 3. Los entarimados sean a la francesa (parqués), o a la inglesa (de tarimas muy largas) que están barnizados o vitrificados se limpian sencillamente con una bayeta o franela húmeda. La vitrificación industrial sólo puede ser realizada por un especialista; pero, con cuidado y paciencia, también se posible barnizar por sí mismo un parqué, utilizando un barniz a base de disolventes. He aquí cómo proceder:
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.. Pásese el estropajo de viruta de acero y límpiese perfectamente el entarimado si éste ha estado ya encerado. Es indispensable que la madera quede tan limpia y clara como sea posible.
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.. A continuación, aplíquese el barniz que se haya elegido, utilizando una brocha suave y trabajando siempre en el sentido del hilo de la madera. Síganse fielmente las instrucciones del fabricante adjuntas al envase del producto o barniz vitrificador.
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.. Déjese secar muy bien cada una de las dos manos de barniz, y una vez aplicadas éstas, déjese secar completamente el barniz antes de andar sobre la superficie tratada. Los barnices se fabrican en diferentes tonos: brillantes, semibrillantes, satinados y mates.